Queso Oaxaca
Retórica y enredos
Gordillo y el PRI
Finanzas rehabilitadas
En Oaxaca, la alternancia de siglas parece encaminarse a una reconstitución del tejido institucional a partir de reacomodos de la clase política ya conocida, con ciertas ofertas de avances democráticos y de mayor preocupación por lo social. Gabino Cué ni siquiera fue altisonante en su discurso de toma de posesión, y prefirió quedarse en el terreno de los señalamientos justicieros genéricos, sin atreverse a ser tajante respecto a su innombrado antecesor que se dice presto para emprender defensa política si le pretenden enderezar acusaciones judiciales. Si se revisa la redacción de las partes discursivas que darían pie a esperanzas de verdaderos ímpetus justicieros en Oaxaca respecto a Ulises Ruiz, se notará que son frases de ocasión, más retóricas que puntuales, diseñadas para no establecer compromisos precisos.
Otra contendiente formal de Cué, Irma Piñeyro, fue nombrada secretaria de Gobierno. La nueva funcionaria fue postulada por el Panal pero a última hora declinó en favor de Gabino, aunque el partido de la profesora Gordillo sostuvo la candidatura de cualquier forma. Piñeyro había hecho una larga carrera en el PRI y ocupó cargos durante el periodo de José Murat. Pero el segundo puesto en importancia, no en términos de organigrama sino de influencia y poder reales, le fue entregado a Benjamín Robles Montoya, jefe de la recién creada Oficina de la Gubernatura, desde donde intentará mantener el mismo control cerrado sobre Cué que ya ejerció durante la campaña. Robles Montoya está apuntado para ser una especie de vicegobernador ejecutivo, especialista en intrigas y exclusiones. Mientras Cué trata de erigirse como figura nacional, con la vista puesta en Los Pinos 2018, Robles Montoya se encargará de la obra negra local.
En Veracruz, el rasgo más notable de la formación del gabinete de Javier Duarte fue la incorporación de Gerardo Buganza, el maleable empresario que se dijo defraudado electoralmente por Fidel Herrera en 2004 (la diferencia de votos fue de poco más de un punto porcentual) y en 2010 acabó renunciando al partido blanquiazul para servir a la causa fidelista de continuidad al apoyar a Duarte, el delfín del maniobrero Herrera. Ahora, Buganza es secretario de Gobierno, en un proceso de reacomodos que tuvo resonancia nacional ayer al asistir la profesora Elba Esther Gordillo como invitada a la transmisión de poder, en un acercamiento calculado con el priísmo –con cuyos principales dirigentes nacionales compartió sillería– que es un adelanto de la acordada reconciliación para 2012 que han establecido Enrique Peña Nieto y Humberto Moreira; salió del PRI en choque con Roberto Madrazo y ahora regresa a hacer política con el priísmo, pero no como militante en proceso de readmisión sino como dueña de un partido que da cuerpo a sus magisteriales escuadrones electorales afamados y consigue porciones propias de poder en las nuevas y verdaderas alianzas, esta vez con el salinismo-peñanietista.
Otro secretario de Finanzas rehabilitado, por cierto, es el recién designado por Gabino Cué, quien fue inhabilitado por tres años para ocupar cargos públicos federales al ser encontrado responsable de que en 2000, cuando era funcionario de Gobernación, junto con otros 18 servidores públicos hubiera causado daño patrimonial al erario por más de cinco millones de dólares, por haber suscrito
indebidamente diversos contratos adjudicados de manera directa, sin que ello estuviera debidamente fundado y motivadoy por omitir el establecimiento de
la entrega de garantías y las penas convencionales por incumplimiento, aplicables al proveedor. No deja de ser irónico que esas sanciones provinieran, entre otras cosas, de la compra de 12 aeronaves para la Policía Federal Preventiva, entonces a cargo de Wilfrido Robledo, corporación que ganaría negra fama entre oaxaqueños en 2006, y que el nuevo encargado de los dineros oaxaqueños sustituya así, entre signos adversos, cuando más pulcritud se necesita, al ulisista Ortega Habib, cuyos familiares han sido pillados recientemente con súbitas e inexplicadas fortunas. ¡Hasta mañana!
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